Antes de nada quiero advertiros de que no realicéis este experimento en casa sin la supervisión de un adulto, avisados quedáis.
Por casualidades de la vida hace un par de semanas tuve que llevar a reparar mi Galaxy S. El resultado es que tuve que estar unos días con mi antiguo Nokia 5800.
Como ya he dicho en múltiples ocasiones el Nokia 5800 no es un smartphone, pero tampoco es un teléfono sin más, ya que tiene algunas funciones extra como correo, cámara de fotos y los más interesante whatsapp.
Lo cierto es que me he sorprendido bastante a mi mismo ya que no eche en falta mi Galaxy tanto como esperaba, solo en algunas determinadas situaciones bastante particulares. Para el resto del mundo, al tener el Whatsapp es como si todo siguiese igual.
Si que note dos grandes cambios, uno bueno y uno malo. El bueno es que la batería me duraba dos días enteros incluso conectado a la 3g todo el día. Y el segundo y malo es que la pantalla resistiva del Nokia 5800 es lamentable. Es verdad, la pantalla es de lo peorcito de este móvil y es que cuando quieres escribir pareces medio tonto porque tienes que hacer mucha presión. Al final lo que hacía era tratar de escribir lo menos posible y listo.
Después del experimento saco una conclusión clara: El smartphone nos da esas pequeñas funcionalidades extra que sin ser imprescindibles nos facilitan nuestra vida cotidiana.
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